martes, septiembre 27, 2005

Salvador Allende



El viernes fui con la Patty y unos estimados amigos a ver el documental “Salvador Allende” de Patricio Guzmán. Debo decir que iba un tanto prejuiciado, me esperaba ver a lo menos una visión autocomplaciente e incluso panfletaria del Líder de la UP. Pero Guzmán que es un gran documentalista, expresa su visión, sin pretensiones objetivisantes y con ello logra abrir el tema y no encapsularlo, dejando en el tintero más preguntas que respuestas y más reflexiones que gastadas certezas.

La tesis fundamental de Guzmán es que Allende antes que un Marxista era un demócrata inspirado en los valores republicanos de la revolución francesa, que su intento de encontrar la justicia y la igualdad a través de la democracia no respondía a una estrategia maniquea sino a su convicción valórica de lo que moralmente debía hacer para redimir las injusticias de una sociedad desigual..

Curiosamente la semana pasada un ex miembro de la KGB vino a refrendar esta tesis, señalando que Moscú nunca apoyó realmente el proceso chileno ya que desconfiaban de la actitud del presidente de no querer acceder al poder mediante las armas. Presión que por lo de más recibió muy evidentemente desde su partido el Socialista y de los grupos “Termocéfalos” como el MIR que querían terminar con el “experimento chileno” y pasar directamente a los “fierros” usando los clásicos moldes de acceso al poder de los movimientos revolucionarios.

Guzmán hace hincapié en la evidente y dramática soledad en que terminó su gobierno por no querer ceder ante las presiones de los golpistas ni de la izquierda radical. Sin lugar a dudas hubiese sido más fácil para Allende una vez instaurado en el gobierno tomar el poder por la vía armada, para ello la URSS y Cuba estuvieron siempre dispuestos a colaborar, era por lo demás el paso natural en plena Guerra fría, como natural fue también que USA se aliara con la derecha y con los militares para derrocar a la UP. Eso, sin duda hubiese precipitado la guerra civil y un gobierno tiránico de minoría, porque no olvidemos que jamás la opción de la UP represento a la mayoría de este país a pesar de contar con un estimable respaldo popular. Chile probablemente habría pasado a constituir un nuevo satélite de la órbita soviética como tantos otros, plagados de despotismo y violaciones a los derechos humanos como la isla de Fidel o la mismísima Unión Soviética.

Y en ello yace la grandeza y la locura de Salvador Allende, el quería un Chile con democracia y socialismo, sin unipartidismo, con la república y sus poderes separados e independientes. Pretendía con una ingenuidad que conmueve doblarle la mano al imperialismo norteamericano y a sus transnacionales sin utilizar la fuerza, sólo con el apoyo popular. En ese sentido como en casi todo lo relacionado con su mandato iba a contrapelo con la lógica política, fue un gobierno de utopía, sin pragmatismo, la política no fue en sus manos el arte de lo posible sino de lo imposible.

Como también los expone Guzmán el devenir de Allende impulsó un movimiento gigantesco de fuerzas, pasiones e intereses incontrolables que venía arrastrando la historia de nuestro país al menos desde los años 30. La derecha preparaba su conspiración sangrienta desde antes de su ascenso, la ultra izquierda lo quería de Kerensky para instaurar la dictadura del proletariado, la población ocupaba las calles, la economía se iba al suelo, el país se dividía y paralizaba, los partidos en el gobierno confundían su accionar y se debatían en sus luchas internas. Se había abierto una grieta por donde soplaron todas las brisas, y en ellas habían vientos de vida y vientos de muerte.

Gobernar sin sustento político lógico, hacer la revolución con el corazón y las ideas, y amenazar al Tio Sam con fusiles de palo, tuvo una trágica consecuencia para la historia de Chile. El golpe trajo consigo el mas oscuro de los episodios jamás vividos, el monstruo se levantó y comió sangre humana. Generaciones debimos vivir bajo la bota del peor dictador y genocida de América Latina. Podemos por tanto leer la propuesta de Allende como una gran irresponsabilidad, se jugó con un fuego que nos termino quemando vivo a todos.

Pero por otra parte Salvador Allende fue coherente hasta el final, prometió dar su vida por sus convicciones y no se entregó a ninguna posibilidad de salida negociada. Soportó todas las balas, todos las bombas, toda la tragedia que comenzó a llover ese 11 de septiembre. Salió muerto de La Moneda en llamas después de ofrecer uno de los más hermosos discursos de la historia universal. Fue un verdadero héroe, de carne y hueso, con sus grandes defectos y su irrealismo mágico .

Solo, sin apoyo de la URSS, ni de la izquierda radical, ni de su partido, ni de la DC, ni de los poderes del estado y con la oposición sediciosa de todos los demás. Muerto siguió en soledad, la necesidad de convertirlo en un mártir perfecto le negó su derecho al suicidio y a su estampa de galán. Debía ser el perfecto revolucionario, su imagen con el casco y el fusil defendiendo la moneda era la imagen que se requería de él. Para ser ejemplo de todas las guerrillas y todos los procesos revolucionarios de izquierda.

Me trae a la memoria el tema del imaginario colectivo y como ese imaginario borra a los verdaderos hombres y los transforma en iconos a veces diametralmente opuestos a ellos mismos. En una escena de “La Ultima Tentación de Cristo” Jesús que nunca había muerto camina confundido por las calles de palestina sin entender porque hablan de él como si no hubiese resistido a la crucifixión y haciendo proselitismo con su nombre. De pronto se encuentra con uno de sus apóstoles que se impresiona al verlo pero luego le dice algo así como “No importa lo que eres y fuiste importa lo que ahora representas”.

sábado, septiembre 17, 2005

Recuerdos de la UPLA Parte II. El MAS



Durante mi vida universitaria tuve la suerte de conocer a un movimiento sin parangón que me llenó de felicidad en esos 6 inolvidables años. Era el MAS (Movimiento Hacia el Socialismo). Conformaban un reducido grupo célula de no más de 10 militantes, de ideología trotskista, con vínculos con organizaciones similares de Argentina. Apasionados, idealistas, cabezas de pistola, furibundos y entusiastas. Sin duda eran mi grupo político favorito, no porque estuviese políticamente cercano a ellos ni mucho menos, sino porque eran realmente adorables, un objeto de culto, algo así como los Rene de la Vega de la política.

En aquellos años en que la democracia chilena se reinstalaba, y casi al unísono el desencanto con los partidos se hacía patente, el MAS representaba un anacronismo. Luchaban por la Revolución Trotskista, más aún, creían que la encabezarían. Una unión férrea entre los proletarios del Campo y la Ciudad, más los universitarios, incluidos -más encima- los de la UPLA. Mientras socialistas, PPD y DC, se iban “achanchando” con las ventajas de tener el sartén por el mango, y los comunistas comenzaban su irreversible proceso de decadencia post Muro de Berlín, los MAS funcionaban a pila cargada, pegando carteles con textos larguísimos y escritos a mano en toda la universidad, discurseando en el patio, poniendo pancartas, intentando casi infructuosamente reclutar, siempre en la acción, siempre trabajando.

Nunca me perdía los debates en que participaban, ya sea a nivel de elecciones de Centro de Alumnos de Historia o de Federación de Estudiantes. Mientras las listas de la Concertación y los comunistas prometían para todos fotocopias gratis, millones para crédito fiscal, bibliotecas como la de Alejandría donde jamás faltarían libros para estudiar, cine gratis, carretes espectaculares, más el típico “seamos consecuentes compañeros”, o sea, puras mentiras electoreras, los muchachos del MAS con sus atuendos franciscanos y sus rostros encendidos de cólera anti-sistémica invitaban a sumarse a la causa de transformar el mundo, tomar las armas, internarse en la Sierra, luchar contra el imperialismo.


El día que me hice famoso gracias al MAS

Uno de aquellos años se aproximaba la elección de Federación de Estudiantes. A ella se presentaron tres listas, la Concertación, el PC y el MAS. Dado que era un evento de carácter mayor, la universidad prestaba el Aula Magna. Con mi amigo Marcos -que solía acompañarme en mis aventuras- decidimos acudir temprano para tomar la primera fila y deleitarnos de primera mano con el furioso discurso de los trotskistas. La idea era escucharlos e irnos, para que oír a los demás, qué lata. Pero a nuestro pesar, en el sorteo quedaron últimos.

De esta forma, fuimos condenados a escuchar a las otras listas, en sus promesas pelotudas de siempre, matizadas con las típicas preguntas de palo blanco que a esta altura se me hacen muy graciosas: “Compañero, cómo piensan ustedes inspirados en el espíritu del socialismo mejorar sustancialmente el bienestar de nosotros los estudiantes”, que burdo era.

Pero finalmente llegó el turno del MAS, con el Marcos aprovechando la primera fila, pusimos nuestras piernas cruzadas sobre el escenario, y nos echamos hacia atrás como si el asiento fuera reclinable, nos faltaban solo unos paquetes de cabrita para disfrutar el Show. Uno a uno, los integrantes de la lista salían a ofrecer sus generosas palabras. Entre ellos, una chica colorina, pelo liso pegado a las mejillas, ojos azules, lentes casi poto botella, mas linda que fea, la jefa. Esta al comenzar su alocución se le transformaba la cara, tipo “El Exorcista”, mientras gritaba sus consignas, los ojos se le inyectaban en sangre y salían de sus órbitas, se ponía rojísima, daba la impresión que si en ese minuto tenia una daga nos desollaba a todos ahí mismo. Lo máximo.

“Compañeros, quiero decirles que no podemos ser indiferentes a la explotación capitalista. Debemos destruir ladrillo a ladrillo las murallas de este sistema infame. Ha llegado el momento de armarse, de ser un soldado de la causa, matar o morir por nuestros ideales” Casi me iba de orgasmo.

“Hoy vemos como el imperialismo norteamericano extiende sus tentáculos de hierro sobre el mundo. Hasta cuando vamos a aguantar. Hay que enfrentarlos sin descanso. No podemos permitir que sigan ocupando y matando al valeroso pueblo de Somalia – en aquella época los gringos habían invadido ese país africano- debemos expulsarlos de África, de América del mundo”. Y había más.

“Los estudiantes de la UPLA debemos organizarnos para emprender una lucha conjunta entre estudiantes, obreros y campesinos, que tomemos las riendas del destino de nuestro pueblo. Que aplastemos el liberalismo y convirtamos la propiedad privada en bienes de uso social. Debemos poner fin a las injusticias que hoy se nos antojan como normales. Debemos abolir los actuales programas de estudios que están elaborados en base a la ideología de la burguesía. Debemos convertir esta universidad en la universidad de la revolución y el pueblo”

Luego de aquella, expusieron sus puntos de vista otro par de integrantes de la lista, en la misma sintonía pero con menos méritos oratorios que la símil de Linda Blair. Terminada la exposición se abrió la ronda de preguntas, yo tenía mi manito levantada desde entes, estaba ansioso de dirigirme a mis ídolos. El Marcos me miró y se atacó de la risa, sabía que algo me tramaba, me preguntó que les iba a decir, se lo conté al oído, y más se río. Así, el destino me tocó en esa hora divina, la moderadora me miró a mi primero, y me cedió la palabra.

- “Mi nombre es Johny Shats estudiante de Historia y Geografía. Le quiero preguntar a la lista del MAS. Ustedes han planteado que no es posible que el imperialismo norteamericano se haga presente en Somalia estableciendo su política imperialista”, los pobres muchachos del MAS me miraban con atención y asentían. “Quisiera preguntarles al respecto si tienen ya diseñado los mapas y el plan militar para que puedan liberar ese país africano, y de qué forma los estudiantes de la UPLA que estamos interesados en enrolarnos con ustedes podemos sumarnos a la iniciativa”

El Aula Magna estaba repleta de estudiantes, deben haber sido unas dos mil personas al menos, todos riéndose a carcajadas, mi amigo Marcos se llegó a tirar al suelo. Mi ego subió a su nivel máximo, me sentí un artista.

- “Bien estúpida tu pregunta” respondió un mechón que integraba la lista.

Luego una chica también del MAS que era de un curso más abajo al mío en Historia y que nos caíamos bien explicó que estos temas parecían muy lejanos, pero no debían ser tomados a broma y bajó la tensión de una lista que comenzaba a mostrarme los dientes.

Al terminar el debate, en el patio todos me saludaban y felicitaban, el rumor llegó hasta los profesores que me pidieron hilarantes los detalles de la anécdota. Me creía una estrella.
Otros me advirtieron que tuviera cuidado que los tipos eran peligrosos. Sin embargo confié con certeza en que mi amiga del MAS me salvaría de cualquier propuesta de ajusticiarme, y no tuve mayor problema.


El Náufrago y los Atentados Explosivos en el Baño

El Náufrago era un compañero de carrera que recibía su apodo por ser oriundo de la Isla de Juan Fernández. Muy callado, moreno y menudo, de rendimiento un poco menos que mediocre, su mayor virtud era su origen, era interesante escuchar sus eventuales relatos de las vivencias de la isla o como se las arreglaba para viajar de vuelta durante las vacaciones pidiendo a barcos de la marina que lo lleven, durmiendo en literas de barco de guerra.

Un día cualquiera fue el aniversario del MAS. Por alguna razón inaudita decidieron conmemorarlo haciendo un atentado contra la universidad. Más inaudito aún, decidieron poner una serie de artefactos explosivos de poca potencia, en el baño del tercer piso. Extraña decisión, ya que esos baños eran en sí un verdadero atentado, al menos a la higiene, lejos los más repugnantes y toxico que he visto en mi vida, todo tan podrido que debe haber habido hasta fiebre amarilla y dengue. Nadie tiraba la cadena, los lavamanos orinados, un asco.

Pero en fin, así fue y el MAS puso las bombas allí. Varios alumnos que ingresaron se sorprendieron con esos extraños paquetes y comprendieron rápidamente que había que arrancar. El destino quiso que nuestro personaje El Náufrago tuviese ganas de orinar en ese preciso instante. Sin saber nada de la festividad trotskista, y dado su permanente estado de autismo, entró al baño como si nada. De inmediato vio los artefactos explosivos, se detuvo, evaluó sus opciones y acto seguido comenzó a operar con una lógica reñida con la cultura occidental, tomó uno a uno los explosivos con total tranquilidad, los deposito en el lavamanos, abrió la llave del agua fría y los comenzó a mojar. Quizás en su mentalidad de Langosta y según las usanzas de su isla, todo se podía resolver echándole abundante agua. Pasado un rato y sin tomar en cuenta que su vida corría peligro, el naufrago comprobó que su receta de la Pacha Mama no daba ningún resultado. Sin siquiera considerar la opción terrícola de salir rajado corriendo, pasó al plan B, agarró con delicadeza las bombas y con desprecio las fue tirando al escusado y tiró la cadena. Terminada su tarea, orgulloso –porque luego el mismo lo contó como hazaña, simplemente se marchó.

Se encontró con unos compañeros en el camino y les dijo que tuvieran cuidado que había tenido que tirar unas bombas por el Water. “Este huevón esta loco pensaron”. Pero de pronto un estruendo sacudió la universidad, las clases se paralizaron, y todos salieron a mirar. El baño y las cañerías se habían hecho bolsa, el olor a peste que antes casi sólo se reservaba para los sanitarios ahora se esparcía por todo el edificio.

martes, septiembre 06, 2005

Recuerdos de la UPLA Parte I. El Profesor Von W





Von W era un académico del Departamento de Geografía de la Universidad de Playa Ancha. De nombre para el bronce similar a Alexander Von Humboldt, terneado, a la moda, barba cuidada, rubio, delgado, cuarentón, buena pinta, quien escuchaba su nombre y viera su foto se podría hacer la idea que el tipo era un profe como para premio Nóbel.

Pero lamentablemente no….

Von W era un verdadero fiasco, el destino le dio un nombre que no se merecía, en verdad, debió haberse llamado Saturnino Maluenda o algo por el estilo. Pariente o pupilo de la rectora, apitutado hasta el hueso, subsidiado por el sistema, fundó una tradición en la universidad, todos los años al curso que le tocaban sus clases de Climatología decidía hacerle una huelga y pedir que lo echaran, los alumnos llegaban a la clase número 5 o 6 y ya no resistían su mediocridad, y fin, patada en el poto. Pero el hombre era resistente y un nuevo curso de mechones lo esperaba al inicio de otro semestre..

Fue despedido y contratado infinidad de veces y siempre estaba "a la guite", incluso cuando el Centro de Alumnos de Historia y Geografía decidió proteger a los próximos mechones y evitó su regreso, la universidad cariñosamente le inventó un puesto “Administrador del Segundo Piso”. Meses después, cansado de las prerrogativas de su particular cargo, de controlar que las escaleras efectivamente estuviese escalonadas, y que las oficinas correspondieran a los números que anunciaban su orden correlativo, volvió a dar clases. Y en una de esas pasadas, fui yo uno de sus mechones incautos.


A leer el Straler

Luego de la quinta o sexta sesión con Von W, cuando ya no dábamos más, en mi curso hubo una disputa menor de tipo político, en asamblea interna el grupo de los marxistas independientes se molestó con los comunistas por la ruptura de un acuerdo, la presidenta del curso era comunista, ella comandaba el proceso tradicional de organizar la protesta que culminaría con la expulsión de Von W, sin embargo, picados con el PC, el amplio grupo de los marxistas independientes condenó a los comunistas y al resto de curso,a través de su líder "El Tata" “Pues bien, por maricones, no apoyaremos la destitución de Von W”. Esa gracia nos significó dos años completitos de Von W.

Von W llegaba a nuestra sala terneado e impecable, no saludaba ya que era nerviosamente tímido, llevaba bajo el brazo un libro gordo y áspero, el Straler , lo ponía en la mesa. De un bolsillo sacaba su caja de tranquilizantes que lo dejaba a la vista de todos, sin vergüenza, el hombre era auténtico, hacer clases le producía miedo y ansiedad. Y mientras muchos hablaban y estaban parados haciendo cualquier cosa esperando a Von W, sin notar su discreta presencia, éste introducía su índice en cualquier página, tema o capitulo del Straler, y comenzaba a leer a media voz, y en forma plana sin entonación ni emoción alguna. Lentamente todos notaban un ruido en el sector delantero de la sala y comenzaban confusamente a sentarse. 1 hora y media de inconexa, tediosa, desabrida, lectura.

Von W era extraño y caprichoso, no le gustaba que sus alumnos le hicieran preguntas, de hecho quienes levantaban ingenuamente su mano quedaban repitiendo el curso automáticamente, peor, quienes aportaban a la clase o eran más agudos intelectualmente corrían el riesgo de echarse la carrera. El alumno perfecto era el silencioso, estoico personaje capaz de soportar su lectura tipo tortura china.

Nunca olvidaré cuando rompiendo su tendencia Von W se aventuró en proyectar en clases el proceso conocido como “Movimientos de Coreolis” sobre la teoría de las corrientes marinas. Esta vez eligió el capítulo del Straler que hablaba de ello, o sea absolutamente nos estaba entregando lo máximo de si mismo. En el fondo era una clase, con lectura coherente más retroproyector pero leída como siempre fome y con auditorio en silencio. De pronto un valiente, nuestro compañero Roberto Velenzuela.le hizo notar al profesor que había mencionado que en el movimiento de Coriolis las corrientes marinas en el hemisferio sur se orientaban hacia el sur, sin embargo, en la transparencia aparecían indicadas hacia el norte. Lo que ocurría y que todos incluido Roberto nos dábamos cuenta era que el maestro había puesto al revés la transparencia, de hecho las letras estaban "patas pa riba". Molesto Von W le respondió a Velenzuela que la transparencia estaba correcta, entonces todos casi en coro le dijimos a Von W que estaba equivocado, este insistió que estaba bien, y se generó un mini alboroto. Finalmente Von W se paró frente al “retro” y mientras todos esperábamos que diera vuelta la transparencia ante un error tan obvio incluso quizás para él, este ofuscado apretó el botón de apagado y todo quedó en negro, se acabo limpiamente la polémica, se fue a sentar y continuó leyendo el Straler.

Examen Final

Siguiendo con Coriolis recuerdo cuando Von W nos tomó el examen final en forma Oral, en segunda oportunidad. Un capítulo de terror en mi vida universitaria. Mi carrera y la de todos los convocados estaba en serio peligro. La materia era naturalmente algunos pasajes voluminosos del Straler, yo que era nulo para la climatología no comprendí nada del texto. Sólo entendí en alguna parte una analogía que hacía entre el fenómeno físico de las corrientes marinas (Coriolis) y un carrusel.

En esas pobres condiciones llegue al examen, pero con la convicción que habían algunos trucos transmitidos empiricamente que siempre funcionaban con Von W. Con él siempre había que mostrarse seguro, como no tenía idea lo que enseñaba si el alumno se mostraba convencido de sus aseveraciones podía salir airoso.

De esta forma después de observar como muchos porros que salían de su oficina lograban aprobar el curso, me envalentoné, entré al desafío lleno de convicción y energía pero cero conocimiento.


- “Don Johny Shats explíqueme el impacto de la reflexión y radiación solar en la atmósfera”. Primer golpe, ni idea, moya, así que improvisé un contraataqué.

- “La radiación solar se refleja en la superficie terrestre y produce temperatura profesor, y en la playa dado que la arena es como espejo hace rebotar el calor hacia la atmósfera”

Von W reviso el Straler y por cierto no aparecía esa respuesta tipo kinder.

- "No señor no le estoy preguntando eso”.

- “Eso es profesor, es la respuesta correcta”

- “Le digo que no”

- “Yo le digo que si, así es, es indesmentible” subí la voz.

- Ok señor Shats en esa respuesta tiene un 3.0

Yo no lo podía creer, me esperaba un 1 y obtuve dos décimas extras. Y se venía la pregunta 2.

- “Señor Shats pregunta 2”. Y revisó el Straler muy contrariado queriendo deshacerse de mi lo antes posible. “Si yo le lanzo una pelota de tenis, y usted está en un carrusel, que ocurre?.

- “Como el carrusel gira puedo agarrar la pelota cuando vaya dando vuelta”.

- “Muy bien en esa pregunta tiene un 6.0”. Nunca entendí porque no puso un 7, la pregunta era idiota y la respuesta elemental. “Ha aprobado climatología en el examen tiene un 4,5”.

De esta forma sin saber nada de nada aprobé y me salvé de Von W. Otros y otras también pasaron utilizando métodos de manual:, unas compañeras que llegaron con mini mostrando los atributos, otras que le lloraron que se les murió la abuelita, enfermedades raras e incurables, etc. El que lograba ponerlo nervioso, pasaba.

El Día que Von W Improvisó

Un día en que asistimos no más de 10 a las clases de Von W este nos traslado a una sala de reuniones para estar en un lugar mas cálido e íntimo acorde con el numero de alumnos. Decisión lógica y razonable de un hombre que no era ni lógico ni razonable.

Allí comenzó la lectura del Straler, tema: los Desiertos. Otra hora y media de horrible lectura. De pronto cuando ya habían transcurrido 45 minutos, lo impensado, Von W apartó el libro de un manotazo y comenzó por primera vez en dos años a hablarnos mirándonos a los ojos. Todos quedamos aterrados observando este fenómeno tipo Poltergeist, era como si le hubiese entrado el demonio. Lo que dijo fue para no olvidarlo jamás, una clase maestra sobre desertificación:

“Alumnos míos, el desierto de Arizona y el de Atacama son los dos desiertos mas áridos del mundo. Sin embargo existe un factor de la mayor importancia que pone a nuestro desierto a años luz de ventaja sobre el desierto de Arizona”

Con gesto apasionado nos tenía a todos cautivados con su ímpetu y elocuencia, estábamos presenciando un momento único en la historia de la climatología.

-“Saben cual es esa evidente ventaja del desierto de Atacama?”. Y levantó un dedo como mostrando que la respuesta estaba en su índice. Todos dijimos que no moviendo la cabeza con a boca medio abierta embobados de la impresión.

- “Pues bien, la diferencia fundamental es ........que el desierto de Arizona esta lleno de serpientes venenosas y en el de Atacama no, somos privilegiados de no ser mordidos por esas alimañas”

Nos miramos todos, sintiendo al unísono una punzada en el estomago, necesitábamos reir a carcajadas, casi nos orinábamos, pero hubiese sido nuestra condena a muerte y debimos resistir llorosos. Sólo luego que Von W hizo alguna broma menor en ese día iluminado suyo, pudimos reírnos a destajo, debió haberse sentido complacido, además de ofrecernos una conferencia magistral sobre reptiles, desiertos, y fortunas geográficas, ese día estaba extremadamente gracioso.

Fueron dos años inolvidables con Von W. De lo peor que he visto en profesor, de hecho decirle profesor ya es raro. Pero es lo fue, y al menos sirvió para el largo anecdotario de mis historias universitarias.