sábado, marzo 31, 2007

El Buho


Había una vez un búho que como todos los de su especie amaba la noche, disfrutaba con el resplandor de la luna, mirar las estrellas, y sentir como bajaba el frío y sus plumas se humedecían con la garúa. En la oscuridad sus ojos se iluminaban, salía a cazar, cantaba mientras planeaba, ése era su lugar, su momento, su ambiente.

Una noche la ambigüedad del destino lo persiguió, no pudo capturar ninguna presa, y sintió hambre, no estaba dispuesto a dormir de día sin haber comido nada. Por eso, estiró su actividad hasta las últimas horas de la madrugada y así encontró y se encontró con el amanecer.

La casualidad lo dejó perplejo, hipnotizado, olvidando su propósito y su estómago: ante el se revelaba un espectáculo increíble, un nuevo astro emergía, luminoso, inmenso, fascinante. Nunca había visto el sol, ni había sentido el calor y la tibieza, tampoco los colores y tonalidades del universo, todo se le develaba arremolinado, rápido, fulgurante.

Totalmente embobado permaneció inmóvil observando y disfrutando, la ansiedad engañó a las horas y el tiempo se hizo impreciso. No durmió y llegó la noche y debió salir a cazar nuevamente, debía alimentarse, estaba cansado, aunque la experiencia diurna lo había energizado bastante. Cazó sólo un poco, ni la mitad de lo que estaba acostumbrado pero no le importó demasiado ya que de nuevo salía el sol y otra vez sus ojos se perdieron en una bruma luminosa.

Y así fue transcurriendo el calendario, el Búho esperaba la noche y el día, se enamoroó del sol y de la luna, de la calidez y del frió, de la luz y de las sombras. La oscuridad era la seguridad, su naturaleza, sus instintos, el día la novedad, los colores, y la alegría espontánea.

Ya no dormía y casi no comía. Atrapado en los sentimientos de un corazón dividido. Se fue debilitando, dando sus últimos vuelos, asiéndose de las últimas ramas y sintiendo intensamente sus últimos latidos. En medio de su debilidad feliz y moribunda sus ojos capturaron la penumbra, y en ese final no supo distinguir si amanecía o anochecía.

martes, marzo 20, 2007

Relatos Adolecentes: Christine la Profesora de Francés.


Esta es una historia antigua y parcialmente secreta, creo que algunos amigos del colegio recordaran algo, y darán alguna fe de ello, otros creeran que es chamullo, allá ellos, hay un poco de fantasía pero casi pura realidad.

Un año cuando ya estaba en educación media renunció el profesor de francés y el colegio requirió contratar a un nuevo docente. Como éramos cercanos a los profesores nos llegó el rumor de quienes eran los candidatos, y ahí por primera vez escuche el nombre de Christine. Los que me conocen saben súper bien que podría ser nominado como presidente universal de los escépticos anticabalistas y antiesotéricos, sin embargo debo reconocer que por una fisura goteo, siempre en mi vida he sentido que las cosas me pasan por algo, y esta vez cuando escuché ese nombre sabía desde el principio, intuitivamente que detrás de él venía alguien inolvidable.

Finalmente se quedó como nuestra profesora, éramos un curso chico, la gran mayoría había preferido inglés, pero tuve la suerte de conocerla. Era muy joven para el promedio de las profesoras, debe haber tenido unos 26, pelo largo, ojos grandes y expresivos, linda sonrisa, guapa y rica hasta destemplarte las muelas. La primera clases y quizás hasta las dos siguientes quedé bastante fuera de mi, me enamoré de golpe, como me ha pasado casi nunca, esa sensación de que si en el amor existe la química aquí se me había derramado el laboratorio completo. Sólo con las Patty’s (mi actual Patty) que vendrían después sentí lo mismo. Pasadas esas tres clases en que las lecciones de francés ni las pescaba disfrutando en las nubes su presencia, me normalicé. Al fin y al cabo estaba enganchado de una compañera con la que teníamos una extraña relación, y la profesora de francés simplemente se veía como algo imposible.

Pasó un largo tiempo en que todo marchó por un camino estable, obviamente que la seguía mirando y me seguía gustando, pero no me movía el piso como al principio. Sin embargo ella conversaba harto conmigo, yo sentía un extraño privilegio en ello, me contaba de su vida de sus parejas de sus rupturas y conquistas y a veces algún comentario entretenido que se deslizaba suavemente de su vida más intima. Era complejo, pero delicioso, cada encuentro en el recreo, o post clases era una maravilla, más allá de la atracción que me imantaba comenzó a ocurrir algo interesante se empezó a transformar en mi amiga. Y no cualquier amiga, porque la empecé a apreciar, a sentir una aterrizada admiración y a un sentimiento fuerte de quererla mucho.

A fin de año ocurrió algo importanteque produjo un nuevo cambio, venía el final del año y cada vez me sentía más cercano a Christine, al colegio asistía a penas una vez a la semana, y a pesar de ello me sentía súper afiatado con ella. Antes que terminaran las clases me comentó que se sentía sola que no tenía ganas de pasar las fiestas que se avecinaban. Yo me puse un tanto mal con esto, que hacía una mujer tan linda, atractiva, además de interesante, con esa sensación en esas fechas. Además sus historias de amor eran muchas veces fallidas (una constante en muchas mujeres que me ha tocado conocer en mi vida). Hombres que la dejaban, o que ella tenía que cortar, que no la privilegiaban, que le daban más preferencia a otras cosas, a su trabajo, o a cualquier cosa. Parecía de locos pero era verdad.

Desde mi corazón adolescente no podía dejar de pensar que si yo no estuviera en mi condición de alumno, de niño, de enamorado de otra compañera, tantos factores y barreras, la hubiese tomado y amado, dedicado todo, me la imaginaba pasando días completos de intimidad y de regaloneo sin ganas de soltarla, me sentía terrible y amarrado. Que les pasaba a esos huevones que no atinaban. Era raro porque no era un amor celoso, si bien soñaba tenerla un ratito para mi solito, me habría echo muy feliz verla completa, alegre y acompañada por otro, por alguien que la quisiera de adulto tanto como yo.

Y con ese escenario llegó el año nuevo, y me la pase pensando en mi profe, con ráfagas de silencio, buscándola en el horizonte, desde la época que llegó al colegio que no estaba tan pegado a ella. Y en eso estaba, en el minuto pick de mi energía y mi mente enfocado al francés cuando sonó el timbre y el carteró me entregó una tarjeta de navidad con su remitente la abrí ansioso, y leí: “Feliz año nuevo Johny”, no decía nada más. Podría ser una coincidencia, pero intuía que no, sentía que estábamos conectados en pensamiento, una de las fases más profundas del cariño, cuando las cosas vuelan por una brisa invisible y misteriosa de un latir a otro. Lo sentí con una fuerza tan asfixiante que me aterré. Me estoy enamorando y esto no puede ser pensé.

En una actividad veraniega del colegio nos volvimos a encontrar le dije que me iba de vacaciones a la playa, que nos veíamos después en clases. Me dio a entender que me echaría de menos, siempre con esa actitud cariñosa, cercana y extraña. Yo la verdad tenía su teléfono, sabía donde vivía, si quería verla como amiga o lo que sea podía hacerlo pero preferí una criteriosa distancia que me alejara de ella y me probara a mi mismo cuan lejos podía sentirla incluso pensé no verla más, darle una excusa y al otro año renunciar a francés y cambiarme al ramo de inglés (como se hacía en esos años) para no seguir confundido. Y así dejar de pensar en un posible romance sin patas ni cabezas y alejar la culpa que me producía el distanciarme sentimentalmente de mi compañera Andrea (aunque la Andrea en rigor no era mi polola tampoco pero podría haberlo sido en un contexto más lógico).

A pesar de los consejos de unos amigos, y de la coherencia misma, no me podía despegar de Christine, la quería mucho y la empecé a llamar, comenzamos a conversar de manera más profunda, a conocernos un poco más, nos seguíamos viendo espaciados pero sentí un coqueteo más evidente, más demostraciones de cariño, pero nunca pasando la línea siempre contenidos.

Ya a esta altura estaba entregado, si teníamos un affair con mi adulta belleza, bienvenido sea. Decidí poner un poco más de presión y reponder in crecendo un poco más agresivo, sus coqueteos. Sin embargo no quería declararme, me negaba a producir ese momento de tensión, con el nerviosismo de que lo que ella fuera a pensar. Sin embargo una mañana no di más, quise destapar todo, ya me sentía muy tenso, no tenía idea que le pasaba a ella por mi, tenía muchas dudas, si me estaba pasando muchas películas o no, si ella era igual con todos sus alumnos, o lo que sea, pero a esa altura ya me importaba poco, lo importante era contarle, decirle confesarme y después lo que viniera. La fui a ver a su casa de la Villa Olímpica y le dije “Christine quiero hablar contigo lo antes posible” ella me respondió “Pero que hay de malo johny que pasa cuéntame” y ahí reculé, me sentí horrible por mi ansiedad estúpida y sentí un alto grado de convicción de que el tema no era tan reciproco, lo escuche en su voz lo entendí de un plumazo. Le dije que mejor lo hablábamos otro día que en realidad era otra cosa, un problema personal que en otro momento le decía.

Otro día nos juntamos sólo a conversar y me preguntó naturalmente que me había pasado, yo la evadí me daba mucha lata confesar toda esta larga historia. A duras penas y con cara de lata me lo aguantó. Ese día la conversación estuvo mucho más distante en nuestra relación que otros días, la sentía mucho más aparte, sin embargo conversamos temas re interesantes me contó que alguna vez se había metido con un alumno, yo no lo podía creer, pero no me quiso dar detalles, y me dio a entender que la paso mal, que era fuerte el estigma de meterse con un alumno y que siempre las mujeres sacaban la peor parte de todas estas historias. Y con eso me fui ese día pensando, triste sin ganas de pensar jamás en tocarla, como podía pretender ser tan egoísta, como podía imaginarme teniendo una relación secreta en que ella siempre perdiera. Además me contó que era joven cuando paso eso, más pena me dio. Me hizo recordar sus pololeos y las historias que me contaba y de nuevo pasó de objeto de mi cariño y deseo a puras ganas de protegerla. Pero con que, no lo podía hacer todo estaba enredado. Además me contó que al año siguiente lo más probable es que no seguiría en el colegio. Todo para peor, ya en ese momento no sabía que sentía, no creo haber estado enamorado, pero si sintiendo muchísimo querer, pensando en alargar los momentos juntos, todo un sinsentido.

Ya era tanto el tiempo en esto para mi, con casi la situación descifrada, con todo dicho en clave, con ganas de hacer algo con ella y no saber que cresta , que ahora si tenía claro que en un ambiente tranquilo con menos ansiedad y más relajado hablaría con ella y le contaría esta larga historia desde el principio, ya no daba más de aburrido de jugar a estas mascaras que al menos la mía se estaba rompiendo a pedazos.

Ya no importaba que fuera a pasar, que fuera más grande que yo, ella no seguiría en el colegio, yo no quería dañarla, no veía que mis supuestas conexiones tuvieran asidero, me sonaba a puras cuentos de mi imaginación erótica. Y en medio de eso la llamé y le dije:

- Ahora si Christine viene mi confesión, juntemonos a comer un completo y una bebida y te juro que te lo cuento todo. No me daba para más que eso para invitarla con mi mesada.


Solo pensé en pedirle una cosa que por favor no saliera arrancando, y que me considerara con el mismo cariño y nada más que como su alumno después que terminara mi relato.

Ella aceptó.

Continuará.

sábado, marzo 17, 2007

El Laberinto del Fauno


Ayer fui a ver “El Laberinto del Fauno”, fue mi segunda vez ya que la primera había cometido el error de bajarla por DIVX y por lo tanto no pude apreciar la calidad de la cinta tanto en su fotografía como en su música, o sea casi nada de aquellos elementos que nos hacen emocionarnos con el cine.

Más allá de su guión contextualizado en la guerra civil española que de por si implica un grado de interés particular por el trasfondo histórico y también el atractivo inevitable de la violencia implícita y explicita que se exhibe, lejos la brillantez encandilante de la cinta esta en su juego entre la fantasía y la realidad.

Se trata de un cuento de “Hadas” superpuesto y a la vez entrelazado con la pesada realidad de la guerra. Pero este cuento no es idílico ni ingenuo, en la travesía a que nos conduce Alicia -la niña protagonista- a pesar de estar siempre rodeada de personajes mágicos de estilo clásico esta siempre presente un augurio de tragedia y malignidad, hay una sombra amarga que tiñe subterráneamente la belleza de las imágenes.

Así “El Laberinto del Fauno” puede revelarse como un profundo y oscuro drama, un cuento terrible. La única salida que nos da el director Guillermo del Toro es que el desenlace trágico de la muerte con la que concluye el Film es sólo un truco un puente dorado para alcanzar el paraíso, sin embargo ello es deliberadamente confuso y no sabemos si esto finalmente es una vía de escape para evitar el sufrimiento.

La fantasía como evasión de la realidad, la búsqueda de contentos que alivianen el peso de la contingencia es un tema denso, que debo reconocer me remeció y entristeció mi viernes de cine. Es bien difícil que una película me llegue al alma y esta definitivamente lo logró.

Lo Barato Cuesta un Poco Caro: Volando en Gol Parte III


Nuevos Pasajeros Nuevas Actitudes

Debo decir lo que pienso, para eso hice este Blog y además le puse de título “Prejuicios”. Los increíblemente baratos pasajes de Gol conllevaron a que muchos usuarios – haciendo una analogía con lo que dijo hace un par de semanas el Presidente Ejecutivo del Metro de Santiago: “no tuvieran cultura de andar en aviones” . Para vergüenza nuestra, los de los numeritos eran todos chilenos. Rasca el promedio de la gente por decirlo más enfáticamente. De hecho muchos pasajeros que llegaban molestos por las razones ya explicadas no tenían más abanico lingüístico que “Chuchear” a la tripulación.

El grupo más virulento fue el que se ubicó en la medianía del avión, uno que alegaba, otro se le sumaba hasta que formaron una decena. Todos con el mismo biotipo, más o menos joven, con polera de equipo de fútbol y cara de neardentales que es equivalente a decir de “Barra Brava”. Cuando pasaba la azafata al lado de ellos le insistían en bloque:

- “Ya pos señorita haga andar la huea”. Como si ella comandara la torre de control.

Al frente nuestro habían dos tipos con camiseta de Colo Colo (esa camiseta debiera estar prohibida hasta para andar en carreta) y también con cara de haber a duras penas y hace escasas generaciones evolucionado del simio hacia algo parecido al ser humano. Junto a ellos su hija y sobrina, de las mismas características pero con la pesadez propia de la preadolescencia. Una cabra horrible, pesada y lo peor Colocolina.

Después de tres horas de espera y con pasajeros encolerizados más peligrosos que en el 11/9 partió el avión. Como es costumbre el piloto dio su mensaje de bienvenida y la azafata indicó las medidas de seguridad. Atrás la barra brava ya mencionada, dejó de pelar a la aerolínea y se concentraron en las palabras del piloto, atentos esperaron el momento para llevar a cabo su emboscada. Y al fin llegó “Señores pasajeros bienvenidos a Gol con la Flota más moderna de Brasil” dijo el piloto. “Ja,ja,ja,ja,ja,ja se rieron fuertísimo y forzadamente y luego se miraron todos satisfechos como que habían hecho la gran cosa. Efectivamente Gol tiene la más moderna flota de Brasil independientemente de las chambonadas que se mandan en tierra. Pero sus pequeñitos cerebritos les indicaron que habían hecho una gran afrenta que sería recordada por siempre en la aerolínea.

Luego siguió el show, un “Azafato” le repartió a la gente el documento de migración que se debe llenar para el ingreso al país. El asistente en cuestión era joven y calvo. Cuando toco el turno de la familia Colo-Colo la cabra chica lo miro a la cara lo apunto con el dedo, y le dijo a Papi y Tio bien fuerte, “Cacha, cacha e igualito ar Chuuupete”. Record la frase más picante del año. Y la corono al rato cuando otro asistente les repartió un sándwich, el mismo gesto, el mismo dedo pero ahora “Cacha cacha e igualito al Mati”. Ergo pa esta puber su habilidad fisonomista y su conocimiento del cosmos se limitaba a los 11 jugadores de Colo-Colo y hasta ahí no más.

La barra por su parte, ya más relajada, fue calentando sus bocas con la cerveza y encontrando en la conversación de corte intelectual-sociologico la respuesta a varios cuestionamientos claves de la filosofía social:

- “Si pos logo, cachai que el brasilero … logo… estos negros… logo… tendrán fabela cachai, tendrán la caleta e pobreza pero tienen identidad no como el chileno al peo que puro celebra el Alouin, y que se cree la raja”. Alguien dijo por ahí que la ignorancia es altanera.

A la pobre Patty le tocó en gracia sentarse con una “señorita” soletera de más de 70 años que no contribuía mucho tampoco. Algunos de sus comentarios aportativos fueron:

- “Y porque esta gente tiene que hablar este idioma tan raro, si uno no entiende nada”. Parece que la señora no sabía que se hablaba portugues en Brasil.

- “Pero si es el idioma de los Gitanos”. Aun estoy buscando la relación lógica de esta última.

Y alegaba y alegaba, y cuando un brasilero hablaba, se volvía a enojar.

Bueno en fin, y para no ser tan tremendamente pelador debo decir que con todo el atado al menos pa viajar en pareja repetiría la experiencia en GOL al menos sirve para escribir hartos post.

domingo, marzo 11, 2007

Lo Barato Cuesta un Poco Caro: Volando en Gol Parte II


EL Regreso
Había algo que me perturbaba del ticket de regreso, era un viaje entre Río y Santiago con escala en Sao Paulo para hacer trasbordo, pero el tiempo entre la llegada del avión y la toma del segundo era sólo de media hora. Todo el atado que tuvimos que pasar a la ida con el triple de tiempo presagiaba un mal augurio.

Sin embargo, con la Patty tomamos la sabia decisión de no volver a correr como desaforados por ningún aeropuerto. Esto sumado a que esta vez no debíamos retirar las malestas hasta el aeropuerto de Santiago nos asignaba un mínimo de esperanza.

El día “D” llegamos al Terminal Aéreo de Río con un excelente margen de tiempo y nos fuimos directo al counter de GOL. Nuevamente varias filas congestionadas, largas y lentísimas torturaban a quienes osaban viajar sin niños. Nosotros por este factor pudimos nuevamente adelantarnos y entregar con rapidez el equipaje.

Después de comer y pasear un rato, tomamos el avión que estaba 15 minutos retrasado, si el de Sao Paulo deapegaba a la hora tendríamos a penas la mitad del tiempo asignado para abordarlo. Pero nuestro juramento era profundo y cargado de convicción, no desesperaríamos.

Antes de llegar a destino por los alto parlantes el piloto y la azafata entregaron una información clave y catastrófica; los pasajeros debían recoger su equipaje y pasar por migración en Sao Paolo excepto algunos que lo habían hecho en Rió. Se entendió re poco el concepto ya que como luego comprobamos nadie de Gol ni de la Republica de Brasil manejaban muy bien que se debía hacerse en los aeropuertos.

Al llegar a Sao Paolo muchos comenzaron a correr, nosotros no, quedaban solo 10 minutos para abordar el próximo avión. Nos hicieron pasar por un pasillo largísimo al final del cual según las instrucciones alguien de Gol no “orientaría”. Ese trayecto consumió el tiempo restante y la gente se desesperó aun más, entre tanto otras combinaciones de otros vuelos Gol de otras ciudades de Brasil iban llegando y uniéndose a la larga caminata. Nosotros imperturbables.

Al final del pasillo había dos funcionarios Gol que mandaban a la gente al primer piso a migración y al retiro de la maleta, nosotros estábamos en el segundo, me acerque a los chicos de la aerolínea y les pregunté, por la puerta 4ª que era la que el Ticket indicaba para abordar el avión hacia Chile, y sin dudar nos mandaron también hacia el primer piso. Desconfiado me acerqué a un policía y le pregunté por la puerta.

- “Las puertas B deben ser tomadas en el segundo piso”. Me respondió. Con la Patty nos miramos sorprendidos y partimos de vuelta.

Me acerque nuevamente a los asistentes Gol mientras en el primer piso la mayor parte de la gente, en una escena dantesca, pasaba masivamente por migración:

- “Sabe nos dijeron abajo que la puerta 4B se debe tomar en el segundo piso y no en el primero”.

- “Quien les dijo eso?.”

- “La policía”. En ese momento se pusieron pálidos y miraron de reojo la obra de arte que habían provocado.

- “Ok siga por el segundo piso”. Tímidamente atine a pegarles un gritito a los pocos que dudaron como nosotros indicándoles que el camino era por otro lado.

Seguimos impávidos pero atrasadísimos, caminamos unas cuantas puertas y de pronto la señalética nos envío a otro lugar del primer piso donde efectivamente estaba la puerta 4B, ahí había mucha gente esperando tomar por bus de acercamiento un avión Gol. Yo me sentí tranquilo y en destino pero la Patty volvió a desconfiar y me mandó a preguntar a los ya míticos “ayuda gente” de Gol.

- “Señorita nosotros vamos a Santiago de Chile esta es la puerta?”.

- “No señor este vuelo es a Santa Cruz de la Sierra Bolivia”.

- “Pero como si el ticket indica esta puerta”. Repliqué.

- “No lo se señor, su puerta es la 18B”. Alegué pero según ellos esa era la puerta desde el principio.

Así esta vez sin nadie detrás nuestro fuimos a la lejana puerta 18B con 40 minutos ya de retraso. Estaban otros de esta plaga inútil llamada asistentes de Gol esperando, pero no había fila alguna. Quizás éramos los últimos en embarcar. Pero al entrar al avión nos dimos cuenta que sólo habían 5 pasajeros y la tripulación, y esos 5 tenían cara de apestados, llevaban largo rato esperando que el avión partiera pero ni siquiera llegaban los pasajeros debido entre otros factores a la pericia del personal en tierra que los tenían paseando por todo el complejo aeronáutico.

A cuenta gotas iba llegando la gente, y cada grupo o pareja que entraba mandaba a la cresta a los azafatos.

- "Pero como puede ser que no sepan nada en esta línea aérea de mierda, nos mandaron para acá, después para allá, y nadie responde, son un desastre”. Era el reto promedio.

Los azafatos respondían como podían pidiendo disculpas de algo en lo que en rigor no tenían responsabilidad y preguntándose entre ellos que había pasado sin encontrar respuesta.

Por alto parlante el capitán dio algunas luces a los alrededor de 20 personas que esperábamos en el avión.

- “Señores pasajeros debo informarles que tenemos un retraso de aproximadamente 3 horas ya que este vuelo se combina con 7 vuelos nacionales y no todos han llegado”. Imagínense 7 vuelos… o sea imposible que jamás salgan a la hora. Pero nosotros seguíamos en estado Alfa y con la bendición que los niños a esa hora (ya eran como las 23:00 hora chilena) se habían quedado dormidos. Sin embargo a nuestra espalda el rencor se acumulaba con fiereza.

sábado, marzo 10, 2007

Lo Barato Cuesta un Poco Caro: Volando en Gol Parte I


Este verano decidimos aprovechar las notables ofertas de pasajes aéreos de la nueva Aerolínea brasileña Gol. Espectacularmente barato alrededor de 100 mil pesos por persona ida y vuelta con impuestos y todo a Rio de Janeiro, los ticket los adquirí por Internet con un impecable sistema que me permitió reservar los 4 asientos –fuimos con los dos niños- y hacer las consultas en línea con una asistente que contestaba en un sistema de Chat.

Tomamos el vuelo sin problema, Gol tiene una flota sencilla pero muy moderna de aviones, la tripulación a bordo no destiñe y la comida (Snack) salva. Hasta ahí todo bien pero era sólo hasta ahí.

En casi 4 horas llegamos a Sao Paulo como pasajeros en tránsito, pero eso es sólo un decir ya que los brasileños exigen que a la primera ciudad de su país a la que uno llegué debe hacer inmigración y aduana. Eso significó que debimos recoger nuestras maletas que se demoraron mucho, ya que por alguna extraña razón las iban trayendo pausadamente de a grupos en la bendita cinta marea maletas. Si teníamos sólo una hora para tomar la combinación este trámite nos tomó como 40 minutos.

Luego debimos enfrentarnos al inmenso aeropuerto de Sao Paulo, arrojados al vacío, con nuestras maletas, nuestros niños cabalgándolas en el carrito, sin información y tan sólo 15 minutos para tomar el vuelo a Río. La señalética era horrible tuvimos que preguntar mucho para llegar al counter de GOL. Cuando por fin lo encontramos este estaba repleto y su cola no avanzaba. Por suerte una asistente vio que íbamos con niños y nos puso adelante. Pasamos el equipaje y nos dieron el nuevo ticket. Debíamos seguir por policía en el segundo piso sector internacional. Estábamos en la quemada, al Ale (mi hijo mayor) lo hice correr mientras el otro lo subía arriba de la cabeza para ganar velocidad. Los ascensores estaban llenos y eran solo dos para muchísima gente. Por fin llegamos a policía internacional y nos aliviamos un poco al ver que muchos de los que esperaban en la cola eran de nuestro vuelo. Ante la congestión de pasajeros los policías decidieron hacer la vista gorda, tomaron los boletos de inmigración al lote y dejaron pasar a todo el mundo. Con este indicador inequívoco de atraso volvimos a correr como locos, miramos el ticket decía puerta 17B. No se veía la puerta por ninguna parte hasta que arriba de unas escaleras mecánicas encontramos un cartel que indicaba su dirección. El problema es que partía de la 4B, y ya era la hora de despegue. En este sector no se veían pasajeros esperando en ningún lado, estaba desierto, lo que nos descolocó. Nerviosos, la Patty tomó al Ale de la mano, el Andrés a mi cabeza y a correr otra vez.

A pesar de nuestro esfuerzo y apuro siempre había un cartel que nos hacía movernos a un lado o a otro, deben haber sido unos 15 minutos de maratón, hasta que por fin ya instalados en otro sector del aeropuerto la bendita puerta 17B se nos reveló, pero vacía. Nadie esperaba nada allí. Y por las ventanas despegaban decenas de aviones gol. Estábamos casi convencidos que habíamos perdido el vuelo. Paramos a una policía a la que le rogué ayuda, pero no me entendía. Luego otro funcionario, y tampoco, y otro, y seguíamos corriendo :

- “Por la misma reputa mierda perdimos el avión”, grité.

- Papá no se dicen garabatos me dijo el Ale mirándome con dulzura y extrañeza.

Estaba impactado de vernos tan descontrolados. Yo a esa altura retaba a brasileño que se me cruzara.

De funcionario a funcionario que nos mandaba para acá para allá volvimos al sitio de policía internacional. Me abalancé a un modulo y le explique al joven en cuestión lo que había pasado y que necesitaba volver al counter de GOL. A es altura ya no hablaba nada de portugués (algo me manejo en el idioma porque mis abuelos eran de Porto Alegre) puro vociferaba, transpirando como camionero, con el cabro chico en la cabeza. Los brasileños nuevamente no entendían nada, una jefa dio autorización para que saliéramos de regreso al sector de atención de las aerolíneas. A esa altura estábamos 40 minutos atrasados.

Llegamos al counter de Gol, sin pescar fila alguna agarre a una chica de la aerolínea, le explique todo. Me dijo que no me preocupara que el vuelo iba atrasado y que había cambiado de puerta – la razón por la cual corrimos por todo Sao Paulo- Gran alivio, por fin pudimos dejar de correr, y recuperar el aliento y la tranquilidad.

De nuevo tuvimos que pasar por policía internacional, los tipos se agarraban la cabeza mirando el computador, como podía ser que si habíamos salido hace 10 minutos de brasil, nuevamente lo estuviésemos haciendo, pero al parecer éramos ya famosos en la tierra del Samba, porque una policía le explico al encargado que nosotros éramos aquellos les gustaba hacer deporte en el aeropuerto más grande de Sudamérica.

Por fin llegamos a la puerta real, unos chilenos con los que habíamos conversado rato atrás nos miraron con cara de pena, y no entendían que nos había pasado. Ahí supimos que el privilegio de haber hecho la cola larga es que le explicaron con calma a todo el mundo cual era la puerta real en que había que abordar.

Estaba tan pero tan transpirado que tenía el cuerpo y la ropa mojadísimos. Tanto así que la Patty pensó al ver el pantalón del Andrés que se había hecho pipi del stress, pero en verdad era producto de que había estado montado en mis húmedos hombros todo el tiempo. Compre litros y litros de liquido que los bebimos con asiedad, y nos subimos por fin al vehiculo más anhelado desde los tiempos del Arca de Noe.

Para recolmo al abordar el avión la Patty se dio cuenta que había dejado el neceser en la sala de espera. Volvió a correr a buscarlo, pero los mismos amigos chilenos ya lo traían en sus manos. Tuvimos que re jurarles que no eramos de ningún programa de TV de cámara indiscreta, que sólo éramos la familia “Chambona”.

Continuará….