viernes, octubre 21, 2011

Mal Camino


Debo reconocer que el conflicto gobierno-estudiantes me ha afectado emocionalmente. No me he sentido cómodo entre lo que el sentido común me habla a la oreja y lo que veo como opiniones a mí alrededor, y dado que no soy nadie más que un tipo que lo leen con suerte sus amigos más extraño me parecen estas sensaciones.

Lo que me tiene más crispado es la polarización inmediata que generó el tema, el país quedó dividido instantaneamente entre los que apoyan a los estudiantes y los que no. Y en ese amplio espectro a mi juicio los puntos medios no son aceptados. Me pasó con un amigo que por decir lesiando que la Camila Vallejo había engordado con el vino navegado que le daban en el PC se enojó seriamente conmigo, casi ni me hablaba.

Que rápido vi a la gente contraria a los estudiantes llamar al orden, que reprimieran los pacos, que los militares salieran a la calle como si estuviéramos en guerra. Como rápido e irresponsablemente los pro estudiantes cuestionaron la legitimidad del gobierno, la democracia y el sistema económico. Los momios y los upelientos. Que rápido como esperándolo los carabineros pasaron a ser los mismos de la dictadura. El país polarizado de los setentas volvió al instante con una demanda gremial importante y si se quiere histórica pero a mi juicio no lo suficientemente trascendente en su fondo como para que se haya producido semejante abismo.

Hay que hablar pisando huevos para no enojar a nadie, de más está decir que la Camila, Giorgio, Ballesteros son dioses, si hasta chapitas se venden de ellos. Me veo y veo a muchos con mucho cuidado de no ser lo suficientemente políticamente correcto para referirse a los estudiantes. Veo en los ojos de la gente desconfianza. Podemos todos vivir una vida similar, ser vecinos y compartir muchos puntos de vista, pero si tocas a los estudiantes con alguna crítica eres un enemigo, un facho un simplón al menos.

Quizás la transición pactada le está pasando la cuenta a este país; las emociones posiciones quedaron reprimidas hasta este momentos en que las condiciones cambiaron como ahora con un gobierno de derecha. Difícil decirlo. Quizás arrastramos broncas centenarias. Me cuesta tirar alguna tesis.

Pero lo claro es que este país no está reconciliado en lo absoluto, la oposición y la izquierda sigue identificando a la derecha con la dictadura y los poderes facticos y en el mundo conservador del que tengo pocas referencias pero fácilmente y sin equivocarme sospecho que baja cuerdas los que piensan a lo Labbe son muchísimos. No es más razonable que estamos ante un conflicto de filosofías políticas entre más o menos estado, y que las posiciones son validas, entendible en cualquier país democrático?.

Pero además creo que se mezcla un factor identitario, en Chile la costumbre de discutir de compartir ideas existe a duras penas. Confundimos discutir con pelear, el debate es pobre, la honestidad escasa, y la franqueza es castigada como desubicación. En esto los argentinos, españoles y otros nos dan cátedra.
Me parece grave y triste porque estas energías suelen terminar por manifestarse tarde o temprano. Estas rabias de baja intensidad en momentos de crisis afloran con violencia tanto en los conflictos étnicos como en los políticos. El imaginario del “adversario enemigo” es pura ponzoña en estado puro y ese veneno a la larga como sea mata.

Lo grave es que cuando no hay más que negro o blanco se pierde la inteligencia en el más profundo sentido del término quedamos adheridos a sloganes y prejuicios. Francamente todo esto no me produce más que tristeza y si bien veo que la sociedad movilizada y consiente es un plus, y que este país va a salir como sea de este conflicto con un sistema educativo más justo, siento que los fantasmas y la intolerancia esta tal cual, no hemos avanzado,y quizás peor y tarde o temprano, igual que en el pasado, la vamos a pagar.