Como Ahuyentar a Tus Testigos de Jehová

Siestus Interruptus

Sábado 3 de la tarde, la Patty había sacado a pasear a los niños en un gesto de extrema amabilidad sólo para que pudiese descansar un rato después de una de las jornadas laborales más duras de mi vida. El partido en la TV estaba cada vez más lento e intrascendente como si los jugadores se hubiesen pasado el dato “Hey despacito y fome para que pueda dormir el Johny”. Mis ojos se cerraron y una nubecita me meció mientras un pálido sol invernal acariciaba mi rostro. Descansaba, dormía………. Hasta que PRiiiiiiiiI!!!!!!!!!!, el timbre, y la Pepa (nuestra perra salchicha) que hace un rato compartía solidaria mi siesta salio a gritar en su idioma de perro que habían tocado el timbre. Osea Guaaaau, Guauuu acompañado del Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrriiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.

A duras penas me levante y dirigí a la puerta. Una atractiva chica trigueña de unos 25 estaba parada en la reja exterior de mi casa (que desperdicio) tras ella un tipo de terno y corbata que parecía agente de la CIA. Me acerque "cachando naranja" de que se trataba, pensé que era una encuesta y siempre soy amable con los encuestadores.

- “Buenas tardes señor queremos hablarle de seguridad y delincuencia nos concede un minuto”. Dijo la chica linda pero de falda excesivamente larga.

- “De que se trata. A que se refiere”. Respondí.

- “Se ha fijado que hoy en día los asaltantes incluso entran a las casas y dañan a las familias. Sabía usted que en la Biblia dios nos habla algo de eso”.

Mala cosa, dios me había enviado a sus peregrinos negándome el descanso, quizás pensé, un castigo por el post de Benedicto.

- “No gracias, sabe que no quiero saber ni escuchar nada sobre la Biblia. Soy ateo”. Contraataque a la niña desperdiciada por la naturaleza secular y atrapada por el misticismo divino de los timbres.

- “Se ha fijado que aunque usted es ateo tanto sus problemas como los de nosotros son los mismos”. Seguramente como si ella hubiese estado durmiendo siesta.

- “Si pero la verdad no me interesa. Hasta luego". Y me fui. Mi siesta no se consumó, la Patty y los niños ya llegaban de vuelta.


Testigos de Jehová, la más ruidosa y cotidianamente irrespetuosa religión que he conocido. Sus guitarreos citadinos, megáfonos y visitas puerta a puerta muchas veces han interrumpido mis sueños, estudios, o simplemente mi derecho al silencio. Aunque debo decir que no han sido los únicos, una vez dormía siesta en casa de mi suegra y una de las estaciones del Vía Crucis se paró tras la reja con mucha gente, cantos y parafernalia, ahí si que entre dormido y despierto pensé que me iban a crucificar.

Que derecho tiene esta gente a hacer ruido en la oreja de los demás. Que tengan su religión, mueran desangrados, y reciten la Biblia de memoria es problema de ellos, pero porque joderle la paila. Es verdad, la iglesia católica políticamente intenta controlar en un nivel jerárquico mucho más peligroso nuestras vidas y al lado de ellos estos loquillos de Jehová se ven poca cosa, pero igual molestan.

Sólo admiro de ellos que miles murieron bajo la bota Hitleriana por no venerar e inclinarse ante el enano austriaco. En los campos de la muerte padecieron los horrores de los judíos y disidentes y fueron convertidos en cenizas igual que ellos.


Las Geniales Tácticas de Pancho

Mi amigo Pancho, con quién compartimos casa en nuestra época universitaria, conciente que representaban una ineludible molestia decidió buscarles la “sociologica”.

Un día consiguió un ejemplar traducido del Corán, y lo guardó esperando la ocasión propicia para usarlo. Por fín los Testigos irrumpieron en la casa en Viña. Le ofrecieron leer y reflexionar la palabra de dios. Y mi amigo les dijo:

- "Que bueno que vinieron, por favor no se vayan voy a ir a buscar mi Corán".

Impactados e indecisos los timbreros lo esperaron creyendo que habían oído mal. Pero no, Panchin llegó con su Corán nuevecito, y ante cada diatriba bíblica el respondía con un versículo coránico con interpretación y todo, cual imán del Cerro Castillo. Resultado, Los confundidos testigos no se aparecieron por nuestra casa por un largo periodo.

Pero paso el tiempo y volvieron, y mi amigo ya les tenía preparada otra.

- "Señor queremos compartir con usted la palabra de dios".

- "Son Testigos de Jehová? "

- "Si señor".

- "Que buena, andan con alguna revista Atalaya por ahí?"

Confundidos ante tanto entusiasmo, le mostraron el número que llevaban consigo.

- "Súper, tienen el numero cuatro, ese me falta, a ver". Y se los quitaba de las manos y lo revisaba ansioso. "Huuuuuuuy que choro, que buenas ilustraciones, ahhh que bueno este dibujito de Jesús", etc.

Los testigos la hacían muy corta le dejaban el número de su revista y huían ante el extraño coleccionista.

Y así lo repitió muchas veces, y cada vez que llegaban de nuevo, el salía con mas Atalayas en las manos como si fueran figuritas de Star Wars, discos de vinilo, o el mas interesante hobbie de coleccionista.

Mirando una ilustración de la revista un día le dijo a una Testigo, “No te parece una visión demasiado occidentalizada del paraíso”. Unos ojos desorbitados obtuvo como única respuesta.


Pastelazo

Yo que carezco del histrionismo y la lucidez de mi amigo sólo atino a ser pesado con ellos para zafar. Pero debo reconocer una caída muy fea: Hace muchos años atrás cuando aún vivía con mi madre esta yacía convaleciente recién operada de una pierna. Me encargó que dado que ella no se podía levantar les abriera a dos amigas que llegarían en unos minutos y que yo no conocía. Efectivamente pasado un rato dos señoras estaban tocando el timbre de la casa. Como el portón estaba abierto les grite desde la puerta de entrada.

- “Adelante pasen no más”. Ellas se miraron confundidas pero ingresaron. Yo las salude de beso.

- “Que amable joven que dios lo bendiga”.

- “No hay problema tomen asiento en el living le voy a avisar a mi mamá que llegaron sus visitas”.

- “No joven no venimos a ver a su madre queremos entregarle la palabra de dios”.

Gran Vacunazo, ya internadas en la plaza de armas de la ciudad enemiga, sólo me quedo rendirme y escuchar largo rato la predica que el mundo celestial me tenía preparado.

Otro gran error es decirles que eres judío. Les fascinan los judíos, desconozco porque ni me interesa. Pero comienzan con que eres del pueblo del libro, que Jesús era judío, y la cosa se pone compleja. Peor que un testigo de Jehová es uno entusiasmado.

En fin, seguro no son de los más detestables en el mundo de los fanáticos, peor es que te quieran caer de un avión en tu departamento, que te quemen por hereje, te controlen ver “La ultima tentación de cristo” o se nieguen abandonar un territorio que no les es propio. En ese sentido, son sólo una molestilla, y mal que mal generan anécdotas. Sólo sería bueno conocer la mejor y más rápida formula para evadirlos.