domingo, diciembre 10, 2006
Mochileando en Mantilhue: Parte III
En este oscuro panorama vacacional, presos en las fauces del paraje, los días se hacían eternos, lejos los más eternos de mi vida. Ya ni nos hablábamos con el Cristian. estábamos apestadísimos, ensombrecido. Sólo caminábamos en silencio, por el sendero de Mantilhue matando coliguachos con nuestro inseparable amigo el palo. Lo único que esperábamos era que llegará la noche, al menos que oscureciera un poquito para irnos a dormir, recuerdo de hecho un día que a las 6 de la tarde –record hasta ahora en mi vida- tratamos de conciliar el sueño. Lo malo de pernoctar a la hora en que la gente en el mundo libre esta en plena actividad significaba que tipo 4 de la mañana ya estábamos listos para iniciar una nueva jornada. Ni salía el sol y de nuevo al palo y la caminata.
Increíble, pero aun se puso peor la cosa, la razón: llegó el sábado. Resultaba que todos los lugareños de los pueblos del alrededor usaban Mantilhue como su balneario favorito, era algo así como la Cartagena del lago Puyehue, llegaban familias completas y prolíficas a tomar posesión del lugar, con sus perniles, huevos duros, y harta basura pa botar en la playa, por cierto mucho ruido etc. En síntesis, Mantilhue siguió igual de feo y desagradable pero ahora superpoblado.
Los bañitos de la señora, ese lujo que nos había proporcionado, ahora quedaban abiertos como hoyos públicos, por lo que las letrinas se llenaban al tope de fecas. En algún minuto quise hacer algún intento de reconciliarme con mi digestión pero al abrir la letrina, el horrible hedor me dejó estítico unos cuentos días más. Pero eso no era todo, la señora se nos acercó a informarnos que la tarifa de fin de semana en el exclusivo terreno de las vacas languetea carpas variaba durante el fin de semana y además era caro, hasta los SuperOchos que vendía y de los que nos alimentábamos cuando los grumos de las sopas no nos apetecían fueron afectados por la inflación manejada por la mañosa economía de esta vieja de mierda.
Otro factor, dado que ahora si que los autos no podían pasar por la playa atestada de público, usaban el camino normal por el que siempre debían transitar, pero eso significaba que ya no podíamos caminar matando coliguachos, porque se había transformado en un gran estacionamiento. Conclusión nos pasamos dos soleados días transpirando al interior de la carpa, sin nada que hacer.
Sin embargo, el sábado en la noche estábamos llenos de esperanza porque el domingoa las 8 AM pasaría el bus el bus que nos sacaría del infierno y nos dejaría en Entre Lagos. Nos departamos tempranito para ordenar todo, la esperanza de la liberación hasta nos tenía activos y comunicativos. Tipo 6 ya teníamos todo bastante ordenado sólo faltaba cerrar la carpa y los sacos. En eso estábamos cuando apareció la señora.
-“Que pena que se vayan pos niñitos, pero bueno no se van a ir con la guata vacía vengan a mi casa y yo les sirvo un rico desayunito del sur”.
Nuestro odio asesino hacia la vetusta se disipó, quizás no era tan bruja como nos había parecido, quizás nuestra mala onda en el lugar nos había hecho juzgarla mal, tanta amabilidad nos encantó o si quieren embrujo por algunos instantes.
En una linda mesita de mantel bordado, y en general en una casa bastante más acomodada de lo que se veía por fuera – quizás no éramos los primeros giles que habían dormido con las vacas- la señora nos hizo esperar por el desayuno, y la espera empezó a resultar larga. “Ya van los pancitos niños se están horneando”, y en media hora no llegaban los pancitos. “Perenme que ya va la lechita recién sacada de la vaca” otros largos minutos pasaron. 40 minutos al menos esperando que la señora sirviera. Por fin empezamos a comer y nos servía y servía, algo de Hansel y Gretel percibíamos en todo ello, llegaba y llegaba con cosas ricas y nunca nos podíamos parar. Cuando ya eran tipo 7:10 nos paramos agradeciendo mucho. “Muchas gracias señora se paso”.
- “Pérenense pos muchachos me tiene que pagar el alojamiento”. Otro rato hasta que llego con el cuaderno y saco una cuenta abultada que nos devolvió el odio que siempre se mereció.Igual fuimos caballeros, bien weas también
- “Aquí tiene la plata señora, Muchas gracias por todo”. Y estiramos los billetes.
- “No pos, no pos, chiquillos no se me hagan los pillos, aquí todavía no me han pagado el desayuno”. Quedamos sorprendidos por el cobro de algo que entendimos de buena fe que era fruto de una hospitalidad centenaria del mundo sureño. Pero nada de eso…..
- “Y cuanto es?”.
- “Sólo 10 mil pesitos cada uno” me deben 20 mil más”. El desayuno más caro de Chile.
Picados le dimos la plata con cara de desagrado pero había que atinar quedaban entre dimes y diretes sólo 15 minutos para que llegara el bus. Rajamos a guardar la carpa y cerrar los sacos cosa que para gente con escasa motricidad fina y gruesa como nosotros no era fácil.. Quedaban 2 minutos y aun no terminábamos todo, y cuando estábamos listos……el mundo se congeló un instante, olvidando la templanza rural del lugar pasó volando la micro que era de la salvación, gritamos corrimos y lo perseguimos pero nada, el bus se había marchado y ahí quedamos.
No nos podíamos la rabia, hervíamos de odio, queríamos hasta pegarle a la vieja, pero lamentablemente algo de sensatez quedaba en nosotros y optamos por desquitamos con nuestras mochilas y carpas a las que comenzamos a patear con fuerza, hasta que desarmamos todo dejando esparcido ropa y utencilios campistas, craso error, en eso estábamos cuando lo inversomil nos volvió a golpear, pasó un segundo bus, también a una velocidad incomprensible. Si no hubiésemos pateado nuestras cosas lo habríamos podido tomar, pero no teníamos idea de que había otro más.
No lo podíamos creer, sentí que la depresión me consumía y que jamás en mi vida saldría de ese lugar Mi amigo me miro, me agarro del cuello y levanto alto su puño, me quería pegar, y yo quería que lo hiciera, estaba furioso, pero se contuvo, agarro lloroso un palo mata coliguachos y se fue a caminar a la nada a morder la rabia. Otro día en Mantilhue nos esperaba.
PD: Esta foto de Mantilhue la encontré en la red, no se ve tan feo ahora, quizás mi amigo Barril tenía razón y la Vieja hizo un resort con la plata que ganó con nosotros.
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6 comentarios:
Qué bueno tu relato!, inolvidable, e imagino que ahora debes reirte harto de sólo recordarlo (aunque seguro no quieres repetirlo). Le pagaron harto a la señora, pero la experiencia lo valió. Saludos.
Jajajajjaja... qué buena, pensé que la pesadilla había terminado en el capítulo 2, pero por lo visto "la saga continúa".
Buenísimo relato, ahora sólo quiero conocer Mantiluhe!
Sólo confirma el porqué sale mejor irse de vacaciones fuera de Chile.
Diez lucas por persona el desayuno...zaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!
La saga Mantilhue es sólo comparable a la saga La Junta de unos amigos míos. Con la diferencia que ellos no eligieron ir a dar ahí; simplemente llegaron haciendo dedo...y no pasaba nadie que saliera de ese lugar...
¿Nadie caminaba o hacía dedo?
Ya veremos qué pasa...
Sigues haciendo malos POST
Tenia la esperanza que superaras tus limitaciones y avanzaras por un camino un poco más amplio. Esta vez me culpo de reincidente. A pesar de que se que tu blog ya no es esa fuente de inspiración emocional e intelectual que era, sino un lamentable escaparate de un ego insatisfecho, yo... sigo volviendo a leerlo con la esperanza de re encantarme con el.
Ignacia.
Hola jajajja
que weno tu relato pero me cago de la risa porque sabes que yo vivo en Osorno y tengo campo al lado del lago , como 15 kilometros antes de mantilhue y la verdad como villorrio es re feo pero tiene una playa de arena la raja cuando no es fin de semana y se llena gente. Pero el punto es que si hubieses contactado a gonzalo schulz ( yo ) te hubiese dejado kedarte en el campo sin pagar ni uno y tiene playa donde no llega nadie porque tiene un solo acceso jajaj asike ya sabes si te animas de nuevo. Y sobre los buses yo creo que la vieja de mierda te cago porque salen buses todos los dias a las 1.30 y 3.00 , eso chao.
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